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Reseña: Correcciones Elementales, de César Valdebenito

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Titulo: Correcciones Elementales
Autor: César Valdebenito
Ediciones C&M, 2009. 249 páginas.

Por Pedro Vejar

   César Valdebenito (Concepción, Chile, 1975) es narrador y poeta, de la última promoción de escritores chilenos, destaca por haber editado uno de los periódicos más polémicos del último tiempo: El amante de la china del norte y por colaborar de manera constante en publicaciones alternativas. Entre sus anteriores libros podemos mencionar: El Jardín (1998), Urnas (2002).  

   El núcleo temático de la historia lo podemos clasificar como una amarga sátira a las relaciones quebradas de familias, y una crítica mordaz a una generación de jóvenes a quienes el narrador describe -entre otras cosas- como analfabetos funcionales, adictos, maniacos, bisexuales, transexuales, heterosexuales, feroces, impredecibles y aferrados a viejos tabúes. Características que permean las 249 páginas de esta obra  brillante y heterodoxa.

   Claudio Villanueva (protagonista y narrador) cuenta la historia con su lengua viperina mientras se envenena las venas o mientras va en un automóvil que uno de sus amigos conduce a desenfrenada velocidad, en ese mundo vertiginoso y alocado hace una disección despiadada de la sociedad chilena, esa es una de las peculiaridades del protagonista; soplar siempre en dirección contraria, hurgando en el individualismo, tomando el pulso a la violencia urbana, lo que nos hace comprobar dos cosas sobre el autor: que el autor tiene corazón y que además posee un pulso de novelista nada despreciable.


   Novela con indudables guiños a Dickens, Thakeray y Balzac, pero también a Pyinchon, Miller, Carver y Bukowski y unos cuantos otros y que al final se torna en un estilo único. Mediante una estructura, a ratos, fragmentada, dando saltos cronológicos en el tiempo, rinde testimonio (y esta es otra de las líneas que aborde la novela) de un razonable cuestionamiento a la arbitrariedad, al autoritarismo, lo cual es un pretexto para que el autor exponga las ambigüedades del dolor y del desarraigo. Incluso el protagonista cuando nos cuenta la historia parece ser su estratagema para evadir, de alguna manera, ante los demás y ante sí, su propia responsabilidad por los hechos de dolor que el destino le ha impuesto.

    Claudio Villanueva nunca está contento. Ni con el dinero (que nunca tiene), ni con el renombre (que nunca le llega), ni con todo lo que se inyecta, inhala, fuma. Claudio Villanueva es insaciable y autodestructivo, empeñado en arruinar todo a su alrededor, resulta, no obstante, un personaje querible, inmerso en un mundo caótico y tan voraz como él mismo, le ofrecen publicar editoriales que nunca buscó escribir y a veces sin la inspiración necesaria para sentarse a ello deja pasar los días inexorablemente y cuando llega el momento de la entrega, escribe pequeñas notas llenas de giros lingüísticos, atropellada redacción, una puntuación enloquecida, comentarios y digresiones llenas de sarcasmos o puyas insufladas de malicia. Y en ese ínterin encontramos fragmentos memorables, como cuando, en uno de los episodios maniacos que tiene, aclara su admiración por Osama Bin Laden. Lo ama por su filosofía, por el mundo que ve delante de él y, por supuesto, por lo que ha dejado detrás de él.

   Así Valdebenito escribe sobre el individuo, la histeria, la violencia, los síntomas de alienación, sobre los conflictos espirituales, el miedo y la estrechez. Pero se trata de una postura punitiva desde un punto de vista moral, y, por descontado, eminentemente literaria. Por lo tanto mientras avanzamos en la novela sentimos que la tierra se mueve bajo nuestros pies.

   Correcciones Elementales nos dice que todos tenemos elecciones que hacer, aunque no las hayamos hecho todavía y, probablemente, no tengamos que hacerlas nunca.

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