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Las dos últimas polémicas dentro del campo cultural cubano. Se debate: política y producción cultural.
Desliz deja los enlaces para acceder a ambas y reproduce la segunda parte de un escrito de Antonio José Ponte publicado en Diario de Cuba.
Se incluye un artículo en inglés para los angloparlantes acerca de la película Vinci, que ocupa a la segunda polémica.
Debate Escritores Cubanos en el Exilio:http://www.youtube.com/watch?v=NjbpsPYO7rMhttp://www.diariodecuba.com/cultura/9692-acercate-mashttp://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/el-exilio-de-caliban-274156
Polémica en torno al largometraje Vinci, de Eduardo del Llano, entre su director y el escritor y fotógrafo Orlando Luis Pardo Lazo:http://www.diariodecuba.com/cultura/9530-perdido-en-del-llanohttp://www.lajiribilla.cu/2012/n563_03/563_55.htmlhttp://www.lajiribilla.cu/2012/n563_03/563_45.htmlhttp://www.diariodecuba.com/cultura/9741-eduardo-del-llano-llama-pederasta-orlando-luis-pardo-por-criticar-su-peliculahttp://orlandoluispardolazo.blogspot.com/2012/02/all-about-vinci.htmlhttp://orlandoluispardolazo.blogspot.com/2012/02/vinci-de-eduardo-del-llano-icaic-2011.html
English: Leonardo da Vinci, as Imagined by Cuban Director Eduardo del Llano
En el centro del mundo
Tan objetable como el esquema de enfrentamiento país-exilio es la idea de lo patriótico sagrado que aparece en el fondo del debate. González anuncia, bíblica y vitícolamente que "la cepa de la patria es ésta". Padura usa frases constitucionalistas: "Nosotros, en tanto sede y espacio de la nación cubana, espacio en el que vive la mayoría de los ciudadanos cubanos, no tenemos derecho a ese fundamentalismo que nos impida a nosotros, como cubanos, tener contacto con una cultura que se esté haciendo en otra parte del mundo, pero que es parte de la cultura cubana".
Reynaldo González habla del cubano como lector natural para los escritores exiliados. ¿Acaso son la escritura y la literatura actos naturales? Puede que exista la mayor de las complicidades entre un escritor y sus lectores coterráneos, pero, tratándose de un sistema editorial como el cubano, en cualquier momento la censura política destroza tanta intimidad. Y se hace necesario entonces recurrir a otros lectores, por artificiales que parezcan. (La búsqueda del lector natural puede conducir, en algunos casos, a la desnaturalización de la obra. Mi reseña del último libro de Padura intenta hacer ver cómo, con tal de que su novela se publicara dentro de Cuba, el autor prefiere desatender el punto central de la historia que cuenta.)
El debate celebrado en la UNEAC menciona apenas las relaciones entre lengua y literatura nacional, a propósito de los cubanos que escriben en inglés. Padura convida entonces a hablar a Ambrosio Fornet, que se encuentra entre el público y asegura conocer el tema. Fornet (a quien va dedicada esta edición de la Feria) lanza la estadística siguiente: "La identidad cultural de la obra está determinada en un 94 % por el idioma en que está escrita".
Cepa de la patria, sede y espacio de la nación cubana, lectores naturales y porcientos de identidad: el debate sobre la literatura del exilio convoca a los guardianes de las esencias. Hablan desde el centro del mundo. Desde el centro de un mundo del cual puede uno alejarse, pero al que tiene que volver si de veras desea alcanzar cumplimiento. Curiosamente, nada se habla en la mesa de aquellos que, viviendo en Cuba, publican únicamente en el extranjero. Claro que eso implicaría aludir a la censura política... (Lástima, porque Ambrosio Fornet podía haber indicado qué porciento de exiliado hay en cada uno de esos escritores.)
Cuando Reynaldo González se quejaba de la respuesta politizada ("discurso Calle Ocho") que recibiera a cambio de ofrecer a cierto autor del exilio una oportunidad de edición, se consideraba a sí mismo apostando por un "escenario cultural, más que político-económico". En un momento del debate, él confiesa su disgusto por el cariz extremadamente politizado de las publicaciones periódicas cubanas de dentro y de fuera. Advierte que en la revista que dirige no se aceptan textos explícitamente políticos.
Pese a tantas cautelas, él y Leonardo Padura y Senel Paz no hacen más que hablar de economía y de política en el debate celebrado en la UNEAC. Nada hay, por supuesto, de reprochable en que lo hagan. Reprochable es que lo disimulen. Reprochable es lo anacrónico de esa política y de esa economía. Porque la primera no alcanza a desprenderse del nacionalismo más supersticioso, y la segunda no existe si no es controlada completamente por las autoridades.
Por último, no dudo de que algunos de los que aparecen en estas filmaciones leerán lo anterior como una prueba más del fundamentalismo del exilio, como un acto más de intransigencia y quién sabe si como avanzadilla de un ministerio o un gobierno a la sombra. De entenderlo así, no hacen más que llamar con esos nombres a un derecho poco practicado y muy poco permitido en Cuba: el de la crítica.
Antonio José Ponte
Ver texto completo en: Diario de Cuba
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